¿Cómo hacemos que esto funcione?

El 14 de agosto de 2003 ocurrió el apagón más grande en la historia reciente de los Estados Unidos. Afectó a partes del noreste, incluyendo ciudades como Nueva York, Cleveland y Detroit, así como a la provincia canadiense de Ontario.

Como resultado, aproximadamente 50 millones de personas se quedaron sin electricidad. El apagón duró hasta dos días en algunas áreas y causó interrupciones generalizadas en los servicios esenciales como el transporte público y la comunicación. Además, tuvo un impacto económico significativo.Fueron 93,000 millas cuadradas acumulando $6 billones en pérdidas por interrupciones de negocio. Bakke, G. (2016). *The Grid*

La magnitud de las pérdidas económicas generadas por ese apagón representaría aproximadamente el 5.66% del PIB anual de Puerto Rico. Este porcentaje es una clara indicación de cómo un solo evento puede tener un impacto significativo y profundo en la economía de todo país que depende inexorablemente e indudablemente de su capacidad eléctrica.

¿Cómo se refleja el impacto de los apagones y las interrupciones de servicio eléctrico que sufrimos a diario en nuestro PIB? ¿Se tienen datos sobre estudiantes que se dan de baja de la universidad por no poder participar de clases remotas? En Puerto Rico hay menos adopción de trabajo remoto en comparación a los Estados Unidos, ¿a qué se debe este fenómeno? Resulta que para muchos empleados les es imposible trabajar desde sus casas por las inconsistencias del servicio eléctrico. ¿En qué han dejado de invertir los puertorriqueños por tener que comprar nuevos enseres dado a los bajones de voltaje? ¿En qué han dejado de invertir los comercios por tener que comprar un generador eléctrico? ¿Quienes deben tener prioridad en los vales de Vivienda?

La siguiente tabla es una muestra de los datos que hemos acumulado y normalizado por los pasados dos años. Presenta los 25 barrios, urbanizaciones o sectores con el menor tiempo de disponibilidad eléctrica acumulada. No es preciso, pero es un punto de partida para, por ejemplo, ayudar a determinar zonas que sean elegibles para los vales del Departamento de Vivienda. 

Cuando trabajé en el gobierno tuve a mi cargo revisar y renegociar los contratos de la Red Interagencial. Recuerdo haberme sentado con el Gerente de Infraestructura y el Especialista de Infraestructura incumbentes en aquel momento, para discutir el “service level agreement” de los proveedores por las líneas MPLS que le daban Internet a las agencias del gobierno. Estos acuerdos tienen unas penalidades por el tiempo que cada línea esté abajo. Importante resaltar que tener falta de disponibilidad por poco más de un día en un mes, resultaba en un circuito gratuito por ese mes. 

Recuerdo que el Gerente de Infraestructura me sentó y me dijo, “Mira esta tabla Giancarlo, ¿ves estos porcientos de ‘uptime’?” Se veía algo así:

  • Nombre de la agencia 99.7%
  • Nombre de la agencia 99.2%
  • Nombre de la agencia 98.2%
  • Nombre de la agencia 99.4%
  • Nombre de la agencia 99.6%
  • Nombre de la agencia 98.7%

“Luego añadió, “Hace unos años atrás, se veía así:”

  • Nombre de la agencia 80.7%
  • Nombre de la agencia 77.2%
  • Nombre de la agencia 87.2%
  • Nombre de la agencia 68.4%
  • Nombre de la agencia 87.6%
  • Nombre de la agencia 74.7%

Llevar a los proveedores de telecomunicaciones de un servicio con ‘uptime’ promedio de 80% a 99% no ocurrió de casualidad. Estos servidores públicos a cargo de Infraestructura en la Red Interagencial hicieron un programa llamado “Venom” el cual revisaba el tiempo de avería de cada circuito. Eso luego se comparaba contra la tabla de la penalidad asignada. Se sumaba el total de tiempo que estaba abajo cada circuito y al momento de pagar por el servicio le decían al proveedor lo que tenían que descontar de la factura mensual. Eran sobre 110 circuitos. Considerando las penalidades por circuitos abajo, los descuentos llegaron alcanzar los $500,000 en un año. Esto fue una labor titánica que casi se convirtió en leyenda entre los pasillos de la Oficina de Gerencia y Presupuesto. 

En Puerto Rico pagamos una luz cara. Todo indica que se pondrá más cara. He heredado un plan de trabajo detallado con una ruta a seguir para lograr que a largo plazo el costo por el servicio de luz mejore. Dicho eso, hay desafíos por delante. Encaminar a Puerto Rico hacia una ruta donde el costo de luz vaya en bajada en vez de en subida requerirá de un trabajo en equipo. Lo primero que busco hacer, de ser certificado Representante del Consumidor en la Junta de Gobierno de la AEE, es dar a conocer detalladamente dónde estamos parados.

Esto implica saber con exactitud cuán frecuente se va la luz en su hogar, en su negocio o en su fábrica y que ese dato se refleje acertadamente en la factura de LUMA. ¿Qué penalidades o reembolsos pueden haber por tener un hogar, negocio o fábrica sin luz por X cantidad de tiempo? Eso es una pregunta para discutir en equipo. Lograr revisiones y ajustes en la factura de Luz, con unos números menos agresivo, sería motivación suficiente para que el operador mantenga una red eficiente. Para tener esa conversación, hay que tener los datos. Levantarlos y presentarlos será mi punto de partida.